Hoy nos sentamos a la mesa con Manu Ruiz, autor de Cocinando CatMan. Un veterinario manchego y medio mallorquín, apasionado por la gastronomía, la fotografía y por descubrirnos nuevos destinos culinarios.

Es una eficaz arma contra el envejecimiento de la piel, ya que ayuda a combatir contra los radicales libres.

Un manchego en Mallorca ¿Alguna receta de tu niñez de la que no te puedas separar?
– Un manchego, medio mallorquín en Mallorca y es que como dicen aquí, tengo media pierna de aquí. Recetas, te diré dos, una de cada lado, Las migas manchegas, sin duda mi plato favorito de aquellas tierras y las sopas mallorquinas, mi favorita de este lado del charco.

¿Un sabor que te lleve a Ciudad Real?
– El pimiento frito, no te sé decir porqué, pero me transporta allí. Yo es que soy mucho de sabores básicos.

¿Cuál fue la primera receta con la qué te sentiste orgulloso?
– Mi primera tortilla de patata con 12 años, estaba tan feliz de haber sido capaz de darle la vuelta sin liarla parda.

¿Por qué un blog de cocina?
– Pues porque es la otra cosa junto el trato con los peludos en la clínica veterinaria que tengo en Mallorca que se me me da bien, podría haber abierto uno de flores y plantas, pero mi jardín es muy chiquito y no me hubiera dado para mucho.

Dices que la cocina llamó a la fotografía ¿Cómo fue?
– Uno empieza un blog sin tener mucha idea de nada, y al principio, y así se puede ver en la trayectoria del blog, pues cualquier foto, incluso con una camara compacta, para ilustrar la receta vale, con flash incluido, de noche, pixelada o presentada de aquella manera. El tiempo pasa y este que escribe, que se exige mucho,  y se da cuenta de que su pequeño rincón en la red ha crecido, decide que es el momento de saltar a la reflex y formarse un poco en el mundo de la fotografía, el estilismo culinario, el still life y poco a poco el hacer fotos se convierte en otra pasión, desconocida aunque igual de importante. Ahora, ya no es sólo a ver que cocinamos hoy, no, ahora, también es como lo voy a fotografiar. En resumen, que una cosa llama a la otra, al fin y al cabo, comemos con los ojos ¿no?

En el blog nos enseñas los viajes que haces ¿algún destino qué te haya sorprendido?
– Desde que abrí la clinica viajo menos pero uno de los viajes que recuerdo con más cariño es el que hice a Quebec o a Iguazú. El primero porque era la primera vez que cruzaba el atlántico y el segundo porque la comunión con la naturaleza fue algo muy especial. La mágia y la fuerza del agua, algo que siempre me ha apasionado. Es más si lo pienso, en Canadá estuve en las cataratas del Niagara, es decir, que creo que está relacionado.

¿Qué viaje gastronómico nos recomendarías?
– A Lyon, sin duda, comer en un bouchon o disfrutar de Paul Bocuse o La mère Poulard, para mí, el centro de la gastronomía mundial.

¿Un plato mallorquín que hay que no hay que dejar de probar?
– Ya he dicho uno pero diré otro, Llom amb col (lomo con col) un guiso de esos con sabor a tradición que me gusta mucho o el Gató de almendra, el POSTRE (así, en mayúsculas). La cocina mallorquina, bueno, la Balear en su conjunto es rica, variada y por desgracia muy desconocida, afortunadamente chefs de primer orden como Macarena de Castro o Santi Taura están ayudando a que empiece a salir de las islas y estoy convencido de que el día que lo haga, conquistará el mundo. Es mediterráneo 100% y eso, es garantía de éxito.

En una cena con amigos ¿qué no puede faltar?
– Un buen gin tonic para la sobremesa, no es broma. La sobremesa es lo que no puede faltar, una buena charla. Es el momento de la comida, aún sin alcohol, que más disfruto.

Cuándo cocinas ¿tienes alguna banda sonora qué te acompañe?
– Sí, es recurrente Josh Groban aunque tengo que decir que soy muy de cambiar y de poner el spotify y que me vayan sorprendiendo.

Y para ti ¿qué es vida?
– Vida es todo aquello que nos hace emocionarnos, ya sea positiviamente o no. Aquello que es capaz de tocarnos el corazón es vida.