Seguro que alguna vez te has preguntado cómo hacen la miel las abejas. Desde luego, se trata de uno de los procesos más mágicos de la naturaleza. Y a la vez, algo de lo que el planeta, el medio ambiente y nosotros mismos nos beneficiamos. Es, como vemos, un caso único. Y en Helios por eso apreciamos como se merece la miel de flores que tú y los tuyos lleváis desayunando y merendando en vuestros hogares desde hace décadas.
Antes de nada, has de saber que las abejas son un insecto himenóptero que tiene mucha más importancia que el que le solemos dar. A menudo las consideramos como peligrosas por su capacidad para picarnos. Es habitual que en verano, en el borde de alguna piscina, nos sintamos amenazados por ellas. Pero su función polinizadora es primordial para el equilibrio y la sostenibilidad de la vida tal y como la conocemos.
Mediante el proceso de polinización, transportan el polen hasta a 170.000 especies de plantas que pueden así producir sus semillas. Depositan el polen en el estigma de las flores, que es la parte receptiva de estas. Se calcula que la polinización es necesaria para entre el 80% y el 90% de las especies de plantas. La alimentación mundial depende tan en gran medida de esta acción que algunos datos oficiales lo demuestran muy claro. Según la Organización de las Naciones Unidas, el 75% de los cultivos del planeta y un 35% de las tierras agrícolas dependen de ella. Aunque no son los únicos animales polinizadores, la amenazada población de abejas, en descenso desde hace más de un lustro, supone un desafío para todos los seres vivos.
¿Cómo hacen la miel las abejas?
Y ahora, ¿cómo hacen la miel las abejas? Se trata de un proceso que empieza cuando las abejas ya tienen casi un mes de vida. Lo que hacen es extraer con su lengua los azúcares de las plantas. Ese azúcar lo transportan almacenado en su cuerpo mientras este va modificándolo mediante enzimas para que pueda empezar la producción de la miel propiamente dicha. Cuando llegan hasta la colmena, las abejas “pasan” el néctar creado en su estómago a otras abejas.
Esa sustancia va volviéndose poco a poco dulce gracias a la intervención de la glucosa. Lo que hacen las abejas al masticar el néctar es también reducir su grado de humedad. El néctar, así, va convirtiéndose en lo que conocemos como miel. Esta se deposita en las celdas de la colmena, para que poco a poco vaya evaporándose el agua del contenido y se forme una sustancia más densa. La miel, dentro de cada una de estas celdas selladas junto a la cera, puede ser conservada durante años.
En Helios apreciamos la miel como merece, por eso hemos elaborado también tres variedades de PURAMIEL, Romero, Azahar y Mil flores, todas realizadas con miel 100% de origen España . Este proceso que acabamos de describir, en una cucharada de miel, puede ser el equivalente al trabajo de toda una vida de una docena de abejas. Y un kilo puede representar la producción de más de dos mil de estos animales. Por eso este manjar, versátil, apreciado en tantos hogares y con tantas propiedades, ejemplifica como pocos la unión entre naturaleza, calidad y sabor. Por eso es uno de los grandes clásicos Helios.