La de “¿mayonesa o mahonesa?” es una de esas dudas existenciales con las que nos topamos a menudo. ¿Cómo se dice realmente? ¿Existe una manera correcta o incorrecta de llamar a esta salsa? ¿Cuál es el origen de uno de los acompañamientos más populares del mundo?
Cuando hablamos de salsa mayonesa, o mahonesa, lo hacemos de uno de esos ingredientes indispensables a la hora de preparar una buena comida familiar, también entre amigos, o incluso una escapada de fin de semana. O un picnic, una barbacoa, un agradable día en el jardín. Con el pack de bolsitas individuales de Helios, no solo tendrás la cantidad justa en un envase totalmente higiénico y eficiente, pues se aprovecha todo el contenido. También son perfectas para llevar fuera de casa, en un bolso o la mochila. Siempre listas para aderezar tus momentos más felices. Nada más fácil, práctico y limpio.
Mayonesa o mahonesa: historia de un nombre
Si hablamos del nombre mayonesa o mahonesa, lo primero que debemos aclarar es que cualquiera de las dos palabras es correcta. El Diccionario de la Real Academia Española acepta ambos usos, si bien especifica que es más habitual el primero, mayonesa. Ambas palabras nos adentran en la cuestión del origen de esta salsa. Ambas nos llevan a dos lugares concretos, pues la solución a esta discusión histórica se debate entre dos países: España y Francia.
Tradicionalmente, se ha pensado que esta salsa, hecha a partir de huevo, aceite de oliva, zumo de limón y sal, fue “descubierta” por soldados franceses en 1756… en la ciudad menorquina de Mahón, en las Islas Baleares. De ahí vendría la palabra original “mahonesa”, como procedente de Mahón. Sin embargo, algunas fuentes citan las primeras referencias de la salsa, años antes, en ese mismo siglo, y siempre en la zona balear. Era designada, en catalán, como all-i-oli bó, es decir, “alioli bueno”.
Los soldados franceses, agradablemente sorprendidos por su textura y sabor, copiaron la receta -sin el ajo para adecuarse al paladar francés de la época- y la llevaron a su país. Es a principios del siglo XIX cuando empieza a aparecer la palabra “mayonesa” en los libros de cocina francesa. Su nombre original, al parecer, era «magnonnaise» y procedía del verbo manier, manipular o manejar. También podría haber sido una adaptación fonética francesa de la palabra original “mahonesa”. La palabra viajó por el mundo ya con la variante francesa. Especialmente a través de la influencia anglosajona, su uso se extendió como “mayonesa” o “mayonnaise” y es así como es principalmente conocida fuera de nuestras fronteras.
Protagonista de nuestras comidas más felices
Lo que es incontestable es que es una de las salsas más utilizadas y apreciadas por todos. ¿A quién no le gusta una de nuestras tapas más genuinas, la inigualable ensaladilla rusa? ¿Y una variante de ensalada, como la alemana con alcaparras y pepinillos? La mayonesa, o mahonesa, potencia el sabor de muchos platos principales de carne o de pescado. Hay quien, más allá del debate sobre si la tortilla de patatas debe llevar o no cebolla, no puede evitar acompañarla de un poquito de esta salsa.
Sándwiches, hamburguesas, perritos calientes o patatas fritas: es también difícil separar esas comidas de una buena dosis de mayonesa. Una salsa que, como en Helios sabemos bien, y más allá de su origen y cómo la llamemos, es una protagonista principal de nuestros momentos más relajados y felices alrededor de una mesa.