Cuando hablamos del pisto de verduras, lo hacemos de uno de los platos más representativos de nuestra gastronomía. Y eso ya es decir mucho, porque nuestra cocina, la española, es sin duda una de las más ricas del planeta tanto en variedad como en sabor. Es hora de reconocer, no lejos de las archifamosas paellas y tortillas de patata, al pisto de verduras como uno de los actores principales de nuestros alimentos. Un alimento, además, nutritivo y especialmente adecuado para consumir en familia.
En efecto, el pisto es una de las mejores puertas de entrada a la verdura para los niños. Su mezcla, textura y sabor, pero también incluso su conjunción de colores, lo hacen especialmente idóneo para que ante un plato de pisto puedan ir descubriendo, sobre todo los más pequeños, las verduras. Lo podrás comprobar fácilmente gracias al pisto casero Helios con aceite de oliva y tomates de los campos de Extremadura y Andalucía. Ya sabes, con eso que tú llamas sabor y nosotros origen y que resulta en la máxima calidad.
Nuestro pisto casero es un homenaje a todas esas personas, muchas de ellas mujeres, que nos antecedieron. Aquellas personas para las que la cocina tradicional no tiene ningún secreto. Pimiento, cebolla y calabacín son sus ingredientes. A los niños les encantará. Puede ser un primer plato ideal para una comida en familia. También puede ser el acompañamiento perfecto, a modo de guarnición, para cualquier tipo de carne. Y puedes probar también el pisto con legumbres, como te indicamos en esta receta de garbanzos con pisto y huevo escalfado. O entrantes como unas deliciosas croquetas de borraja o una empanada de pisto con queso de cabra. O guisos como estas albóndigas con pisto.
El pisto de verduras más especial
En Helios tenemos además nuestro pisto más especial. Se trata del elaborado según la receta tradicional de Don Gaspar. Él inició la más que centenaria andadura de Helios en una pequeña confitería de Valladolid en 1902. Su receta está hecha con tres tomates y medio de los campos extremeños y andaluces por envase. Por supuesto, con cebolla, pimiento y calabacín y sin conservantes y aditivos, tal y como la elaboraba el mismo Don Gaspar Pérez. Sin duda un plato capaz de unir a varias generaciones alrededor de una mesa.
Además, el pisto, al que ya nos hemos referido como una de las enseñas de nuestra gastronomía, nos habla de la riqueza cultural de nuestro país. Es una comida especialmente arraigada en las comunidades autónomas de la Región de Murcia, Extremadura y Castilla-La Mancha. Incluso algunas variedades nos llevan hasta la alboronía gaditana, la samfaina catalana o el tumbet balear. Y, por supuesto, a un pariente no tan lejano como el cinematográfico “ratatouille” francés.
El pisto conseguirá que los más pequeños de la casa vayan descubriendo nuevas maneras de comer sano. Y lo que es muy importante: integrando en su dieta las verduras. Descubrirán todo ese sabor que el mejor aceite de oliva potencia y ampliarán sus preferencias a la hora de comer. Seguro que hasta muchos querrán repetir. Lo que es seguro es que dejarán el plato reluciente.