A menudo nos olvidamos, desde nuestras vidas mayoritariamente desarrolladas en la ciudad, de las abejas. A veces, incluso, este insecto himenóptero es percibido solo como una fuente de picaduras y peligro. Pero las abejas son muy importantes. Lo son para el funcionamiento del mundo tal y como lo conocemos. A continuación intentaremos desvelar la razón que hay tras ello.
Las abejas y la polinización
Las abejas son los animales polinizadores de plantas más importantes que existen. Según la Organización de Naciones Unidas, polinizan hasta 170.000 especies de plantas y se considera que lo hacen con el 70% de alimentos que se consumen a nivel humano. La producción de nuestro sustento a nivel planetario depende en gran medida de estos insectos. De ellas depende también buena parte de nuestra sostenibilidad alimentaria.
La polinización es transportar el polen a la planta para que esta pueda germinar o para facilitar su producción de semillas. Para ello, las abejas suelen llevar el polen a la parte receptiva, el llamado estigma de las flores. Entre el 80% y 90% de las plantas necesitan este proceso. La ONU, a través de su organismo de alimentación y agricultura, la FAO, estima que el 75% de cultivos dependen de ella, así como un 35% de tierras agrícolas de todo el mundo.
Las abejas, de las que existen unas 20.000 especies, no son las únicas polinizadoras, pero sí las más importantes. También desarrollan esa labor abejorros, avispas, polillas y mariposas. Sin embargo, están en peligro, pues su población ha disminuido drásticamente desde 2015. Las causas, como temperaturas extremas, sequías o inundaciones, tienen que ver con la crisis del cambio climático.
Su supervivencia es básica para todos los agricultores y, por supuesto, para nuestra viabilidad y seguridad alimentaria. Sin abejas, podríamos concluir, la vida tal y como la conocemos, no sería tan agradable.
La miel, un manjar de valor
Por supuesto, si hablamos de abejas hay que hablar de miel. También son fundamentales por su producción de este alimento de primer orden. En Helios conocemos bien el valor de un proceso delicado y disfrutable en varios formatos: tarro de un kilo, antigoteo y en porciones. Un mundo de posibilidades para un sabor que así lo merece.
La miel es muy laboriosa de crear para las abejas. Tanto como que una cucharada de este manjar puede equivaler al trabajo de toda una vida de diez o doce de estos animales. Un kilogramo de miel puede representar, nada más y nada menos, la producción de unas 2.500 abejas.
Sus cualidades han sido apreciadas por la especie humana desde tan antiguo como el periodo Mesolítico. Hay evidencias de sus usos medicinales también entre la civilización sumeria del año 2.500 antes de Cristo. De hecho, las cualidades terapéuticas de la miel son bien conocidas: para tratar heridas, como antiséptico, también para tratar resfriados o dolor de garganta o por su alto poder antioxidante. También nos ayuda a conciliar el sueño por su aminoácido triptófano. Y es un conservante natural excelente.
Por si fuera poco, la miel ha ganado terreno como un estupendo acompañante para platos principales. La carne es una excepcional base, y como ejemplo te damos una idea: ¿qué hay de un buen costillar, de cerdo o ternera, a la miel? Con este manjar dulce, tan vital para nuestra susbistencia, las ideas se multiplican.