En los últimos años, estamos viviendo un boom de consumo de alimentos orgánicos en nuestra sociedad. Esta cultura orgánica nació con la revolución verde, que fue la respuesta a la industrialización de la producción agrícola y que se fue desarrollando desde los años 40 del pasado siglo.
Son muchos los estudios que reflejan el gran crecimiento de este mercado orgánico, siendo el único que crece aproximadamente un 10% anual sin verse afectado por crisis económicas.
Un claro ejemplo de este gran crecimiento es el que presentó GrowNYC, que ya en 2014 explicaba el auge de los “Green Markets”, conocidos aquí como los mercados verdes, que, en menos de 15 años, pasaron en Nueva York de facturar de 1.000$ a conseguir beneficios de 890.000$. Otro claro ejemplo lo encontramos en Alemania, que dispone de más de 550.000 hectáreas dedicadas únicamente a la producción orgánica. Y que, además, importa gran cantidad de productos orgánicos del exterior, siendo España una de sus mayores fuentes de recursos.
Esto es solo una muestra de cómo la conciencia social en torno a los alimentos orgánicos aumenta de forma notoria, sobre todo, tras los continuos escándalos de usos indebidos y malas prácticas en materias primas provenientes, en gran medida, de Asia o, sin ir más lejos, el reciente escándalo de la carne brasileña adulterada.
La elaboración de los alimentos orgánicos tiene como principio básico el mantenimiento del medio ambiente: se cultivan para que el entorno no se vea perjudicado, con la idea de que una alimentación consciente contribuye a hacer posible que las futuras generaciones puedan continuar alimentándose en un mundo más sano y más sostenible.
Tal es el crecimiento de este mercado que la UE ha establecido desde hace años unas leyes y normas, colocando limitaciones y exigencias para que las empresas puedan demostrar que sus productos son orgánicos.
Como veis, actualmente ya no podemos hablar de una tendencia, sino de un estilo de vida y de una cultura orgánica que engloba desde los alimentos hasta la decoración o creación de los muebles de casa. Además, como filosofía de vida o modus vivendi se relaciona fuertemente con tendencias como el consumo de productos de km 0, la ausencia de transgénicos o productos manipulados, etc.
Sin embargo, no debemos olvidar que la agricultura orgánica encierra grandes cuestiones como si sería posible alimentar a la población exclusivamente con este tipo de cultivos o que no todos los contaminantes provienen de pesticidas, fungicidas o, incluso, que el propio suelo encierra elementos dañinos como la concentración de metales pesados, micotoxinas derivadas de la actividad microbiológica por falta de tratamientos … Como veis, son muchos debates pueden originar este tipo de productos.
En Helios también formamos parte de esta cultura orgánica y, por ello, disponemos de productos ecológicos, como la Mermelada Extra de Agricultura Ecológica, elaborada con fruta y azúcar ecológicos y con distintos sabores para elegir como el de frambuesa, ciruela, albaricoque, fresa, melocotón o naranja amarga.
Pero tenemos también otros productos como la salsa de tomate ecológica, en la que el tomate, el azúcar y el aceite son completamente ecológicos. Incluso, puedes encontrar entre nuestras variedades, dulce de membrillo elaborado de forma orgánica.
En Helios nos preocupamos por nuestros consumidores y sus preferencias, motivo por el cual hemos querido incluir este tipo de alimentos. Esperamos que los disfrutéis junto con vuestra familia.