Queso con dulce: una fuente de proteínas y vitaminas

El queso es fundamental en nuestra dieta por sus proteínas de alto valor biológico y vitaminas A, D y del grupo B. Además, es una fuente importante de calcio y fósforo, muy importante para fortalecer nuestra estructura ósea.

Hoy los amantes del queso están de enhorabuena ya que además de ser, como decimos, uno de los alimentos con más propiedades nutricionales que existen, es un alimento muy versátil con cantidad de posibilidades culinarias, dulces y saladas. Estamos acostumbrados a asociarlo más con salado, pero precisamente hoy os hablaremos de dulce…

¿Por qué dulce?

Porque estos sabores combinan a la perfección con los sabores ácidos del lácteo, lo hacen ideal para degustarlo con frutas o mermeladas. Esta combinación maestra funciona porque el agua de la fruta le aporta el equilibrio perfecto al queso y además, su jugosidad limpia la boca y arrastra la grasa, dejando una sensación de lo más agradable. Las mejores frutas para degustar con queso son las uvas, manzanas y peras, higos… O frutos secos, como nueces, avellanas, pasas… La oferta es variada y suculenta.

Francia es una de las regiones en las que es común acompañar el postre con fruta fresca y queso. Por eso, Camembert o Brie, quesos de vaca de textura cremosa por dentro y una corteza blanca aterciopelada por fuera, resultan sublimes gracias a la combinación culinaria con mermelada de cebolla, o frambuesas, por ejemplo.

Otros como el Emmental, Gruyere, o incluso nuestro querido queso Manchego, son ideales para degustar con frutas más enteras, como uvas, pera, y frutos rojos.

Pero, ¿qué hay de los más fuertes? Roquefort, Gorgonzola y Cabrales también maridan a la perfección con manzana, higo, pera y sus variedades en mermelada.

¿Y túi, con qué queso prefieres mermelada y fruta?

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