¿Hay algo más potente que ese aroma a la salsa de tomate de siempre? A veces un olor es capaz de llevarnos hasta nuestra infancia. Hasta momentos muy felices, tanto que se nos queda dibujada una sonrisa en la boca. Un simple olor, pensamos. Simple pero con un poder inmenso.
En el caso de ese alimento, de esta salsa, tiene una explicación. El tomate siempre nos ha acompañado en momentos familiares y ha sido un elemento central de la comida tradicional. Todos recordamos a nuestra abuela haciendo albóndigas y a la vez su salsa de tomate. O un pisto de verduras. O el sofrito para una carne guisada. Y qué decir de un clásico en todas las casas desde hace medio siglo: la pasta con tomate.
Generaciones unidas en torno al aroma de una salsa de tomate
Continuar esa tradición de los fogones, hoy entre modernas vitrocerámicas y hornos, es fácil. Además no hay por qué perder en el proceso ni una gota de sustancia. Ni del sabor de aquellos platos que rebañábamos hasta dejar relucientes cuando éramos pequeños. Y uniendo, como extra, a varias generaciones en la cocina.
Esa sabiduría culinaria se transmite hoy de generación en generación con más comodidad. Es una ventaja que tenemos que aprovechar. Porque no es difícil de imaginar la siguiente escena: los más pequeños de la casa presencian en la cocina cómo la abuela hace una tortilla de patata. Y en el menú del día, acompañando a ese clásico, se deposita toda la confianza en el pisto elaborado con la receta tradicional de Don Gaspar.
O un pescado al horno con una buena base de tomate frito, como este bacalao con ajo y alcaparras. O todo un clásico del que toda la familia querrá repetir: la lasaña de carne con la ayuda de una salsa de tomate con ternera guisada que convertirá la mesa en una delicia.
Don Gaspar
Todas esas virtudes están contenidas en las recetas tradicionales de Don Gaspar. En esta línea encontrarás el pisto, el sofrito, la salsa de tomate frito y el tomate con ternera guisada que necesitáis en casa.
Hablar de Don Gaspar es hacerlo de calidad y profesionalidad, también de historia. Más que centenaria, pues Don Gaspar Pérez dio origen, tan lejos como en 1902, la longeva vida de Helios. Fue en una pequeña confitería de Valladolid. Ya antes, incluso, Don Gaspar había empezado, junto a su abuelo Alejandrino Pérez, a elaborar mermeladas y confituras artesanas en la confitería El Sol. El éxito de sus recetas fue tal que se distribuyeron kilos de producto a la Casa Real. Desde entonces la historia de Helios ha seguido fiel a las enseñanzas maestras de su fundador.
Todos sabemos que casi siempre no hay que ir muy lejos para encontrar lo mejor. Y eso es así, desde luego, no solo con toda la calidad que puedes comprobar en ese pisto, esa cama de tomate para el plato de pescado al horno o esa lasaña que has cocinado en familia. También se aprecia en el cariño y el respeto a la tradición, que parecen intangibles pero se muestran muy reales al destapar cada producto de Don Gaspar.