Hasta hace poco tiempo pensábamos que los genes determinaban nuestra esperanza de vida y las enfermedades que tendríamos a lo largo de nuestra vida. Pero hoy, sabemos que existen factores externos e internos (dieta, ejercicio, emociones…) que pueden desarrollar una importancia crucial en la definición de nuestros genes, creando la aparición de patologías o desequilibrios.
¿Qué es la epigenética? La epigenética es todo lo que influye en la regulación de los genes para que funcionen bien. La epigenética equivale a la “vestimenta” que nos presenta el ADN.
La alimentación es una de las claves de la epígenetica para que nuestros genes funcionen a la perfección. Es tan importante que, si un individuo está predispuesto genéticamente a desarrollar cierta enfermedad y realiza cambios adecuados en la dieta, estamos actuando de modo epigenéticamente positivo evitando o atenuando la enfermedad. De la misma manera que si la dieta es inapropiada, la influencia epigenética negativa actuaría agravando la enfermedad o creando su aparición. Los genes no determinan si vas a enfermar, sólo son responsables de la predisposición.
Para mantener este tipo de dieta equilibrada, debemos incluir en nuestras comidas alimentos con agentes beneficiosos para nuestra salud como:
- La quercetina: presentes en la cebolla, manzana y té. Debido a su actividad antihistamínica hace que sea útil para la prevención de ataques alérgicos y de asma.
- La curcumina: la podemos obtener de la cúrcuma, extracto de la planta que se utiliza para cocinar.
- Los polifenoles: presentes en frutas y verduras como la granada, las nueces y las bayas.
- Los isiocionatos: son los agentes quimiopreventivos de mayor efectividad. Las coles, el brócoli, los grelos, y la calabaza contienen este tipo de agentes.
- Las isoflavonas: presentes en legumbres y gramíneas como la soja y el trébol rojo. Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Nuestro futuro está en lo que comemos, por lo que toda mimarse desde fuera para cuidarse desde dentro.