¿Eres de los entusiastas de una tortilla bien cuajada? ¿O quizá de aquellos a los que les gusta que tenga una textura un poco más líquida? En cualquiera de los dos casos, bienvenido a este espacio en el que vamos a hablar de uno de los platos que más nos entusiasma. Exacto, la tortilla de patatas. Un plato con una larga historia en nuestra cocina tradicional y que, de hecho, podemos decir que se trata de uno de esos “inventos” con los que más podemos sentirnos identificado incluso fuera de nuestras fronteras.
El origen de la tortilla de patatas tiene incluso una leyenda. Se cuenta que fue hacia el año 1835, hace ya casi dos siglos por tanto, cuando se “inventó”. Según esta historia, durante el asedio a la ciudad de Bilbao en una de las conocidas como guerras carlistas, el general Zumalacárregui necesitaba alimentar de forma eficiente a sus tropas, que habían recalado en una casa particular. Allí, una humilde señora se las ingenió para dar de comer a tanta gente solo con unos sencillos ingredientes: huevo, patata, aceite y sal.
Efectivamente, la cebolla es el otro ingrediente que sale en la conversación siempre que hablamos de tortilla. Aquí entra en juego la “batalla” entre “concebollistas” y “sincebollistas”. De nuevo, una cuestión de gustos. Los primeros argumentan que a la ya genial combinación de ingredientes originales, la cebolla le da al conjunto una textura extra que mejora el resultado final. Quienes prefieren la tortilla sin cebolla esgrimen que así se paladean mejor sus ingredientes originales y la mezcla tiene más consistencia. Pero esa no es la única disyuntiva si hablamos de preferencias sobre la tortilla.
Más o menos cuajada, pero siempre tortilla con Helios
Además del debate sobre si la tortilla está mejor con o sin cebolla, existe también uno que tiene que ver con su forma de cocinarla. A grandes rasgos, existen dos grandes maneras de hacer y presentar una tortilla de patatas. La primera sería aquella que entendemos por cuajada. Es decir, la tortilla en la que el huevo se ha cocinado lo suficiente como para que presente una textura sólida. Estas tortillas cuajadas, por lo general, presentan un aspecto más compacto y sus seguidores argumentan que así los sabores de todos los ingredientes están mejor integrados entre sí.
Por el contrario, lo que convierte a una tortilla de patatas en poco cuajada es que el huevo no se haya cocido tanto. Por lo tanto, este quedará menos sólido. Estas tortillas suelen tener una característica textura y presentación más líquida, en la que es común ver cómo al partir una porción la yema del huevo se derrama por el plato. Los partidarios de esta tortilla opinan que así este plato queda más jugoso y cremoso y es ideal para acompañarlo del clásico pan. En un país tan diverso como el nuestro, el gusto por una u otra tortilla difiere según personas e incluso geografía.
Y tú, ¿eres de los fans de la tortilla más cuajada o de la más líquida? Seas del equipo que seas, ahora hacerte tu propia tortilla de patatas casera es más fácil que nunca. Gracias a nuestro preparado Torti-Ya de patatas, cebolla, aceite y sal, solo tendrás que dejar que esta mezcla se fría para después unirla a los huevos y cocer todo hasta el punto que desees. Y ahí ya cada uno manda, porque como vemos hay una tortilla para cada persona e incluso cada momento. ¡A disfrutar con Helios!